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Una invitación del Santo Padre llama a los católicos a través del mundo a descubrir la misericordia de Dios y a ofrecer el perdón a los demás.
El Jubileo Extraordinario de la Misericordia proclamado por el Papa Francisco es una oportunidad para reflexionar sobre la misericordia de Dios para toda la humanidad.
“Nuestro Santo Padre nos llamó a un Año de la Misericordia, un año de extender la mano y amar a alguien, sabiendo lo que ha hecho o lo que no ha hecho y amarle a pesar de todo”, dijo la Hna. Colleen Braun, CSA, directora de formación de fe en la Parroquia de San Benedicto en Ahwtaukee.
24 horas para el Señor
4-5 de marzo
Una parroquia en cada decanato será la sede de 24 horas de Adoración y confesiones. Informes: ohmercy.org
Primer viernes Noches de la Misericordia
6-9 p.m.
La diócesis está patrocinando eventos en una parroquia de un decanato diferente cada primer viernes para una noche de Adoración, confesión, veneración y una breve reflexión.
4 de marzo — San Juana Bautista, 5407 W. Pecos Rd., Laveen. Informes.
1 de abril — Inmaculada Concepción, 700 N. Bill Gray Rd., Cottonwood
6 de mayo— Santa Juan de Arco, 3801 E. Greenway Rd.
3 de junio — Cristo Rey, 1551 E. Dana Ave., Mesa
12 de agosto — Santo Tomás de Aquino, 13720 W. Thomas Rd., Avondale
7 de octubre — Cuerpo de Cristo, 3550 E. Knox Rd.
“Cuando estoy consciente de que necesito la misericordia de Dios, creo que puedo ser más misericordiosa con los demás”, dijo.
La Iglesia ofrece el sacramento de la Reconciliación como medio de íntimamente experimentar la misericordia de Dios y recibir la gracia.
Este sacramento sanador tiene tres partes: los penitentes confiesan sus pecados a un sacerdote que representa a Cristo; ellos se reconcilian con Dios y sus hermanos y hermanas a través de las palabras sanadoras de la absolución; y el sacerdote le asigna una penitencia en nombre de Dios para ayudar al penitente a crecer en la santidad.
“Cuando llegamos a entender que cualquier tiempo en que hacemos algo que daña nuestra relación con Dios — hablando de alguien, no actuando de una manera caritativa — es un pecado y necesitamos la reconciliación”, dijo la Hna. Colleen, agregando: “Todos nuestros pecados afectan a otras personas”.
La referencia bíblica está documentada en las Sagradas Escrituras. Juan escribe cómo Jesús capacita a sus discípulos a perdonar los pecados de los demás en Su nombre.
“Sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos’” (Jn 20-21-23).
Otras historias revelan la misericordia de Dios a través de las palabras de Jesús en las parábolas como el hijo pródigo, el buen samaritano y las ovejas perdidas.
Una vez que recibimos el sacramento de la Reconciliación, el pecado ya no es un obstáculo”, dijo el P. Zygmunt Mazanowski, vicario parroquial de las Parroquias de San Juan Bautista en Laveen y San Pedro en Bapchule y sus respectivas misiones en las reservas indias. “El objetivo de Jesús es ayudarnos tener una relación más profunda con Él. El sacramento ayuda a facilitar eso porque el pecado es lo que nos impide esa relación”.
Confesar el pecado es esencial para el proceso de la reconciliación. El penitente debe realmente lamentar su pecado y tratar de reparar el daño que el pecado ha causado.
“Encontramos a Dios Padre cuando nos arrepentimos. Sus brazos están siempre abiertos; quiere recibirnos, perdonarnos, y amarnos”’ dijo el P. Mazanowski”, y la reconciliación permite que esto suceda”.
Renuencia a ir al confesionario es a menudo debido a sentimientos de vergüenza, culpa o indignidad.
“La misericordia de Dios es mayor que tu pecado”, dijo el P. Don Kline, párroco de Santa Juana de Arco. “El pecado hiere a la gente físicamente, emocionalmente, espiritualmente y psicológicamente. Las personas sufren de una tremenda culpa y no tienen que sentir esa vergüenza. La confesión es una oportunidad de escuchar esas palabras de perdón de Cristo”.
El sacramento de la Reconciliación está estrechamente relacionado con la Cuaresma, donde los católicos están llamados a esforzarse más y acercarse a Dios.
El Papa Francisco ha designado a nivel mundial las “24 horas para el Señor” para Adoración y Confesión el 4 y 5 de marzo, el viernes y el sábado antes de la cuarta semana de la Cuaresma. Una parroquia en cada decanato de la Diócesis de Phoenix será la sede de “24 horas para el Señor”.
La diócesis también está organizando las “Noches de la Misericordia” el primer viernes de varios meses con los Frailes Franciscanos. Cambiando a una parroquia diferente cada mes, es una noche de veneración, adoración del Santísimo Sacramento, una reflexión y confesión.
El Año de la Misericordia no se limita a la Cuaresma sino que llama a los católicos a contemplar el misterio de la misericordia cada día.
Santo Tomás de Aquino define la misericordia como tener compasión por alguien que está sufriendo, o tener compasión para alguien que es miserable.
“Mostrando misericordia en esta forma es un acto de amor, y Santo Tomás dice que es el mayor acto de misericordia que uno puede mostrar a otra persona”, dijo el P. Mazanowski.
La Iglesia se compromete a obras de misericordia, que son acciones caritativas que ayudan a las necesidades espirituales o corporales del prójimo.
Como las manos y los pies de Cristo, los fieles pueden llegar a una comprensión más profunda del amor y la misericordia de Dios para ellos mismos y otros.
No es una lista de cosas que hacer, sino simplemente una manera de ser”, dijo el P. Thomas Hallsten, párroco de la Parroquia Espíritu Santo en Tempe. “Nuestra alma anhela a Dios … y tenemos un deseo innato de conocer a Dios”.