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QUITO, Ecuador (CNS) — Las agencias católicas están comenzando a construir refugios temporales para miles de familias en Ecuador dejadas desamparadas por el peor desastre natural en el país sudamericano en casi siete décadas.
El conteo de muertos continuaba ascendiendo después de un terremoto de magnitud 7.8 que impactó el 16 de abril cerca del pueblo Muisne, en la costa del Pacífico. Funcionarios estaba evaluando la extensión de los daños y trabajando para proveerle ayuda humanitaria a un estimado de 35,000 personas afectadas, incluyendo 26,000 que quedaron sin casa. Organizaciones eclesiásticas han estado distribuyendo alimento, agua potable y colchones mientras intentaban establecer comunicación con pequeñas comunidades que quedaron aisladas cuando caminos y líneas telefónicas fueron destruidos.
“Estamos ahora en 696 muertes y uno puede notar que el impacto psicológico es grave”, dijo Thomas Hollywood, director de Servicios Católicos de Socorro (CRS) en América del Sur. “Están intentado determinar qué es lo próximo a hacerse. Pero la población está en choque emocional”.
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CRS en Ecuador
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Hollywood dijo que CRS está trabajando para distribuir 10,000 lonas que serán usadas con materiales locales para construir refugios temporales. También se está proveyendo servicios psicológicos y entregando estuches higiénicos en las comunidades que han perdido el servicio de agua potable, planteando preocupación sobre la propagación de cólera.
“Ellos van al río por agua potable”, él dijo. “Estamos preocupados por la propagación de vectores, así que estamos intentando mantenernos un paso al frente de eso”.
La respuesta inicial de CRS al desastre viene mientras la Iglesia Católica y el gobierno ecuatoriano continuaban intentando llegar a comunidades rurales pequeñas donde la infraestructura fue destruida. La semana pasada el presidente ecuatoriano Rafael Correa calculó que el desastre causó por lo menos $3,000 millones en daños.
Representantes de la ONU y embajadores foráneos ante Ecuador, incluyendo el estadounidense Todd Chapman, estaban programados para visitar zonas afectadas el 26 de abril. La ONU está proveyendo más de $1 millón en ayuda inicial, dijo el Departamento de Estado. La ONU ha solicitado que donantes comprometan $73 millones para ayuda de desastre durante los próximos tres meses.
La destrucción se extiende por una gran franja que incluye algunas de las provincias más pobres de Ecuador, país de 16.4 millones de habitantes donde el 22.5 de la población es pobre, según el Banco Mundial.
Complicando las cosas, el patrón climatológico El Niño está trayendo más lluvia que lo normal, según Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño, con sede en Guayaquil, Ecuador. Eso ha dejado las montañas vulnerables a deslices de fango, arriesgando la precaria vivienda en que viven algunos ecuatorianos.
“Son verdaderamente tres problemas los que estamos intentando atender: extrema pobreza, el terremoto y los efectos de El Niño”, dijo Hollywood.
Alfredo de la Fuente, quien representa a Caritas en Portoviejo, ciudad de 250,000 habitantes que Correa visitó después del terremoto, dijo que las zonas rurales están en necesidad de más ayuda.
“Son estas pequeñas comunidades las que ahora mismo necesitan nuestra solidaridad”, él dijo en una declaración en la sede de Internet de Caritas Ecuador. “Necesitamos alimento no perecedero y colchones particularmente. La reconstrucción de las casas que fueron afectadas vendrá luego”.
Mientras tanto, miles de familias continuaban durmiendo a la intemperie, lejos de estructuras, ya que las réplicas sísmicas mantienen a los residentes en alerta, dijo padre Walter Coronel, sacerdote de la Arquidiócesis de Portoviejo.
La gente está aterrada y no podemos proveer toda la ayuda que se necesita”, dijo padre Coronel. “Hay algunas comunidades rurales a las cuales no tenemos acceso, así que no tenemos idea de qué esté pasando allí”.
Padre Coronel dijo que la arquidiócesis está proveyendo alimento, colchones, medicamentos y otros artículos esenciales, pero que esta tiene una capacidad limitada.
“Tenemos un personal pequeño y las necesidades están mucho más allá de lo que podemos proveer”, él dijo. “En muchas zonas los edificios eclesiásticos también han sido dañados”.
Kevin Day, especialista en concesiones en la oficina de los obispos estadounidenses sobre la iglesia de América Latina, dijo que la Arquidiócesis de Portoviejo calculó en $10 millones los daños a propiedades eclesiásticas, incluyendo escuelas, conventos y las propias iglesias.
“Basado en experiencias en otros países después de terremotos, creo que será sustancialmente más costoso que eso”, él dijo. “Estamos intentando manejar las expectativas sobre cuánto esto costará y cuánto tiempo tomará. Será unos 24 meses antes que la reconstrucción pueda suceder”.