“Es preciso redescubrir el mensaje de la Encíclica Humanae Vitae del Beato Pablo VI, la cual hace hincapié en la necesidad de respetar la dignidad de la persona en la valoración moral de los métodos de regulación de la natalidad”. Con estas palabras en su exhortación apostólica Amoris Laetitia, el Papa Francisco nos recuerda que su propia enseñanza sobre el matrimonio y la familia se basa en la enseñanza de sus predecesores papales; en este caso en particular cuando se trata de métodos anticonceptivos y el don de la nueva vida humana, llama la atención a la voz profética del Beato Pablo VI.
¿Por qué dice el Papa Francisco que necesitamos retomar el mensaje de un documento escrito hace 48 años? En primer lugar, ve la necesidad de reiterar su clave enseñanza sobre “el vínculo íntimo entre amor conyugal y procreación” (AL #68). Por lo tanto, nuestro Papa actual indica en el párrafo #82 de Amoris Laetitia, “La enseñanza de la Iglesia ayuda a vivir de manera armoniosa y consciente la comunión entre los cónyuges, en todas sus dimensiones, junto a la responsabilidad generativa”.
Pero de igual si no de mayor importancia, el Papa Francisco está de acuerdo con la profecía de Pablo VI de las cuatro terribles consecuencias de rechazar las normas morales para la regulación de la natalidad. Hace casi medio siglo, en el párrafo 17 de la Humanae Vitae, él predijo lo siguiente:
- Los anticonceptivos abrirían el camino hacia la infidelidad conyugal y la degradación general de la moralidad;
- Los jóvenes, que necesitan en particular la orientación fuerte en seguir la moralidad sexual, se verían afectados por el debilitamiento de costumbres sexuales culturales.
- El respeto hacia las mujeres disminuiría al ser consideradas como objetos de placer, en lugar de personas a ser amadas y tratadas como iguales;
- Los gobiernos coaccionarían a las personas a
actuar contra su conciencia y sus convicciones morales, interviniendo agresivamente en la intimidad y la paternidad de las parejas casadas.
Estas cuatro predicciones, lamentablemente, se han cumplido; de hecho, el daño ha aumentado dramáticamente en el último medio siglo, tal y como lo había predicho Pablo VI. Por esta razón, el Papa Francisco habla de ellas abiertamente en Amoris Laetitia, mientras miraba a lo que debe hacerse hoy para atenderles con eficacia. Por ejemplo, nuestro actual Santo Padre escribe en el párrafo #54:
“ … la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud que no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación. La violencia verbal, física y sexual que se ejerce contra las mujeres en algunos matrimonios contradice la naturaleza misma de la unión conyugal. Pienso en la grave mutilación genital de la mujer en algunas culturas, pero también en la desigualdad del acceso a puestos de trabajo dignos y a los lugares donde se toman las decisiones … y la instrumentalización y mercantilización del cuerpo femenino en la actual cultura mediática”.
En el párrafo #56, Papa Francisco dice: “Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer”.
Más adelante en este mismo párrafo #56, señala el Santo Padre, “Por otra parte, «la revolución biotecnológica en el campo de la procreación humana ha introducido la posibilidad de manipular el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre hombre y mujer. De este modo, la vida humana, así como la paternidad y la maternidad, se han convertido en realidades componibles y descomponibles, sujetas principalmente a los deseos de los individuos o de las parejas … No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don”.
Después de reconocer, entonces, la visión profética delPablo VI, el Papa Francisco indica lo que debe hacerse hoy para hacer frente a este lodazal moral, diciendo (#57),“No caigamos en la trampa de desgastarnos en lamentos autodefensivos, en lugar de despertar una creatividad misionera. En todas las situaciones, La Iglesia siente la necesidad de decir una palabra de verdad y de esperanza. Los grandes valores del matrimonio y de la familia cristiana corresponden a la búsqueda que impregna la existencia humana. Si constatamos muchas dificultades, ellas son —como dijeron los Obispos de Colombia— un llamado a «liberar en nosotros las energías de la esperanza traduciéndolas en sueños proféticos, acciones transformadoras e imaginación de la caridad”.
Una gran fuente de esperanza e inspiración en la Diócesis de Phoenix hoy es la respuesta de los jóvenes, preparándose para el matrimonio, un proceso que, por la gracia de Dios y la dedicación de muchos, clero apostólico y fieles laicos, los tienen con la plenitud del mensaje de la Humanae Vitae. Con más de 100 instructores de Planificación Familiar Natural en tres idiomas, la visión positiva de la plenitud del acto conyugal se hace clara a muchas de nuestras jóvenes parejas. Como resultado, más del 60 por ciento de nuestras parejas dicen que planean vivir la Planificación Familiar Natural en sus matrimonios y evitar la anticoncepción. La verdad y el amor, el hombre y la mujer, la vida y alegría hablan por sí solos cuando se les da voz por muchos cleros apostólicos, parejas y profesionales de la medicina. Sin duda, se necesita más mientras nos trasladamos al siglo 21 con tantos desafíos, pero nunca dudemos que Dios está con nosotros!
El 25 de julio, observaremos el 48 aniversario de la Humanae Vitae. Que el Señor nos ayude como el Papa Francisco desea, a descubrir nuevamente la sabiduría de este documento profético. Seamos confiados, creativos, energizados y confiemos en la verdad con respecto a la sexualidad que el Espíritu Santo ha protegido a través del don de la Iglesia de la enseñanza profética.