Para el Diac. Jim Myers, al camino hacia el diaconado estaba lleno de pequeñas señales que lo empujaban en la ruta hacia la ordenación.
Uno de ocho hijos, recuerda que fue en la escuela preparatoria mientras servía como lector, cuando sintió un fuerte deseo de proclamar el Evangelio. Casi 40 años después, ahora ya diácono permanente, su sueño finalmente se ha hecho realidad.
“Es algo que Dios ya había destinado antes”, dijo el Diac. Myers.
Asistió a la Northern Arizona University para estudiar publicidad; se graduó y comenzó a trabajar. Su trabajo se convirtió en su vida y, aunque salió con mujeres, permaneció soltero.
No fue hasta que tenía unos 40 años que conoció a su futura esposa, Therese. Se veían a menudo en la Misa, él se desempeñaba como lector y ella cantaba en el coro, y finalmente se reunieron en una cena de agradecimiento para los lectores en la Parroquia San Francisco de Asís en Flagstaff.
“Para mí, fue amor a primera vista”, manifestó. La pareja se casó en 2008 y, tres años después, el Diac. Myers comenzó la formación para el diaconado.
Aunque dijo que no había “ninguna gran epifanía” que lo llamara al diaconado, recuerda una Misa en la Iglesia San Pío X en Flagstaff, que marcó una diferencia. Él y Therese estaban sentados en un banco lateral, y el sacerdote estaba caminando durante su homilía. El Diac. Myers dijo que recuerda al sacerdote que lo miró directamente mientras decía: “Para aquellos que van a ser diáconos …”. La conexión directa fue el impulso que necesitaba para explorar el diaconado.
El apoyo de Therese a su vocación fue una parte importante de su formación. Convirtieron los viajes desde y hacia Phoenix para su formación en noches de cita. Se pide a las esposas (de los futuros diáconos a asistir a las clases.
Se aferraron a un compromiso de mantener el radio apagado y aprovechar el tiempo para hablar.
“Ha hecho que nuestro matrimonio sea más cercano y nuestra relación más estrecha”, subrayó el Diác. Myers.
Los otros siete diáconos de San Francisco de Asís actualmente asignados a la parroquia, y sus esposas, dieron la bienvenida a la pareja y han servido como sus amigos y mentores.
“Es un grupo de hombres muy diversificado, y cada uno tiene sus carismas, sus personalidades y su forma de asumir las cosas”, afirmó el Diac. Myers. “Es genial tener ese tipo de grupo para obtener inspiración y educación”.
El diácono más nuevo de la parroquia citó al Papa San Juan Pablo II, quien dijo: “No hay meras coincidencias”.
El Diac. Myers dijo que él y su esposa disfrutan ayudando con la preparación matrimonial en su parroquia.
“Es el comienzo de la familia, y la familia es el centro de nuestra comunidad”, subrayó el Diác. Myers. “Necesitamos asegurarnos de que estamos preparando a las parejas para matrimonios duraderos basados en relaciones llenas de fe”.
Therese dijo que su esposo tiene un “corazón para el servicio” y que ella ha disfrutado la experiencia.
“Verlo en los últimos cinco años en formación y convertirse en un servidor del pueblo de Dios es muy inspirador”, puntualizó.