Un retiro fue clave para que el Diácono Catarino Portillo descubriera su vocación
Ocurrió hace 10 años en la Parroquia San Mateo en Phoenix. El Diácono Catarino Portillo y su esposa acudían con regularidad a dicha parroquia, incluso servían en algunos ministerios y pertenecían a un grupo de estudio bíblico.
Una ocasión asistieron a un retiro espiritual para parejas, fue cuando en un ambiente de silencio, oración, recogimiento y devoción, Catarino pudo identificar y escuchar el llamado de Dios al diaconado.
“Tuve un encuentro personal con Dios en ese retiro; hasta entonces nunca había tenido la idea de ser diácono, pero sí sentía un deseo enorme de servir a mi comunidad, a mi Iglesia y eso le expresé al Señor”, cuenta el Diácono Portillo, quien recibió la orden sagrada del diaconado el 3 de noviembre de manos del Obispo Thomas J. Olmsted en la Catedral SS. Simón y San Judas junto a otros cinco hombres.
El nuevo diácono siguió contando sobre el descubrimiento de su vocación durante una entrevista telefónica con El Sol Católico: “En oración me puse en Sus manos, le pedí que me indicara cómo y cuándo”.
Dijo que desde unos tres años atrás algunos sacerdotes y compañeros de la parroquia le preguntaban por qué no consideraba la idea del diaconado, pero a partir del retiro eso comenzó a ocurrir con más frecuencia”.
Después de seguir orando intensamente y hablarlo con su esposa, el nuevo diácono llegó a la conclusión que Dios le estaba llamando a la orden del diaconado, idea que fue madurando poco a poco hasta que, con el apoyo de su familia y orientación espiritual de su párroco finalmente decidió estudiar para prepararse.
Después de comenzar los estudios correspondientes, el nuevo ministro sagrado fue ordenado la fecha antes indicada, durante una solemne ceremonia en la que estuvo acompañado de su esposa, sus dos hijos, sus padres y otros familiares cercanos.
“Es una bendición de Dios, me siento bendecido ahora que comenzaré a servir a Dios y a mi gente”, expresó el Diácono Portillo, quien ha comenzado a ejercer su ministerio en la Parroquia San Carlos Borromeo en Peoria.
Julia Portillo, esposa del nuevo diácono, está convencida de que la esposa es imperante para un diácono desde que este empieza su proceso de discernimiento vocacional, así como durante los estudios y toda su preparación.
“Primeramente como casados, es fundamental el envolvimiento de la esposa, es siempre importante estar a su lado con dedicación y entrega”, indicó.
También considera que la esposa del diácono siempre le acompañe y participe de alguna manera en el desempeño de su ministerio.
“Pero en este ministerio (y desde su preparación) la oración es primordial. Si no hay oración las cosas no marchan bien”, remató. “A las parejas matrimoniales les aconsejamos que asistan a sus parroquias y busquen servir en algún ministerio; tal vez Dios esté llamando a alguno al diaconado y seguramente podrán escuchar a Dios en ese ambiente”.