‘Alegría Completa’
Los padres y las madres tienen la capacidad y la responsabilidad de dirigir a sus familias a la santidad, escribe el Obispo Thomas J. Olmsted en una nueva exhortación apostólica publicado el 30 de diciembre.
El exhortación apostólica, nombrada “Alegría Completa”, es tomada de la carta de San Pablo a los Filipenses cuando el Apóstol reta a los lectores que “hagan perfecta mi alegría”, (Fil 1:27-2:2).
“En estos últimos 50 años, incontables fieles seguramente han alcanzado la meta de sus vidas — la salvación eterna. Y el crédito es de la rica misericordia de Dios, de los dedicados sacerdotes y religiosos que han servido también en nuestra Diócesis, y de ustedes las muchas familias fieles que han vivido — y continúan viviendo — su vocación con generosidad, e incluso a veces, heroísmo”, escribe el Obispo Olmsted en su introducción.
El obispo empieza por hacer un recuento de su educación familiar y el rol que tomó en su vocación.
“Al considerar las bendiciones que Dios me ha concedido en mi vida, en segundo lugar, después de mi Bautismo en la familia de Cristo, está la bendición de haber sido criado en una devota y unida familia Católica”, recalca. “Mis padres, Patricio y Elena, se comprometieron con Dios a la vocación del Santo Matrimonio. Esto me dio la estabilidad para crecer como hijo suyo e hijo de Dios”.
El Obispo Olmsted promulgó la exhortación apostólica en la Fiesta de la Sagrada Familia. Y fue publicada al mismo tiempo del Año Jubilar de la Familia en la Diócesis de Phoenix con motivo de su 50º aniversario.
La naturaleza de la familia
La familia cristiana es también la más pequeña célula viva de la Iglesia — la Iglesia doméstica. … Su hogar es, y debe crecer, como destacamento de la misión de la Iglesia militante en la tierra, en unión y al servicio de su parroquia.
- La familia es una imagen de la Santísima Trinidad.
- El hogar de un matrimonio es centro de vida y de amor en el mundo por el resto de las vidas de miembros de una familia, hasta llegar al hogar en el Cielo.
La familia — el esposo, la esposa y los niños que pueden tener — es una imagen de la Santísima Trinidad, escribe el obispo, refiriéndose a los Papas recientes. Por naturaleza “su familia” es una comunión de amor y vida.
“La familia cristiana es también la más pequeña célula viva de la Iglesia — la Iglesia doméstica”, escribe. “Su hogar es, y debe crecer, como destacamento de la misión de la Iglesia militante en la tierra, en unión y al servicio de su parroquia”.
Compartiendo una parábola de un filósofo y un estudiante, el Obispo Olmsted enfatiza la importancia del rol de los padres. El filósofo invitó al estudiante a ver su jardín, que estaba lleno de mala hierba y se veía descuidado. Cuando el estudiante contestó que el jardín era un desorden, el filósofo respondió: “Así como el alma sin cultivar”.
“El hogar de un matrimonio es centro de vida y de amor en el mundo por el resto de sus vidas, hasta llegar a su hogar en el Cielo”, continúa en su escrito. “Sencillamente, la familia es importante porque es el ‘terreno’ natural dado por Dios para el crecimiento de cada nuevo niño”.
El obispo enfatiza el rol que tienen los padres en ejercer la autoridad responsable y en la educación de sus familias.
“El juicioso, paciente, amoroso y determinado uso de su autoridad es una protección para sus hijos, un centro de gravedad clave en su educación, que requiere su prestación a obedecer su autoridad legítima”, escribe. Y agrega, “No importan los desafíos que ustedes enfrenten como familia al tratar de vivir según el plan de Dios, el Señor tiene más gracia reservada de lo que puedan imaginarse. La naturaleza de la familia es un don y un llamado a la vida y el amor”.
La misión de la familia
Ustedes son discípulos de Cristo, precisamente como parejas casadas que viven la verdad de la iglesia doméstica, y están llamados a convertirse en apóstoles de otras familias dentro de su parroquia o en otras áreas clave de la evangelización. Les exhorto a que se involucren más en el apostolado matrimonial y familiar, el cual toma muchas formas.
- La misión de cada familia cristiana, señala el Obispo Olmsted, es para sanar y re-evangelizar el Cuerpo de Cristo.
- Aquellos bendecidos con matrimonios maravillosos son llamados a evangelizar a las familias en sus parroquias y comunidades.
La misión de cada familia cristiana, señala el Obispo Olmsted, es para sanar y re-evangelizar el Cuerpo de Cristo, “para que la luz de Cristo pueda brillar sobre todas las gentes”. Parte de eso es viviendo la vida casta.
“¡La castidad en realidad libera el amor sexual verdadero! Se opone a la esclavitud que causa su vicio opuesto: la lujuria”, escribe. “La pareja casta puede vivir maravillosamente su relación sexual”.
Para la lucha contra la falta de castidad y todos los otros vicios, la gracia y misericordia de Cristo están fácilmente disponibles, escribe el obispo, alentando a todos a que usen frecuentemente el sacramento de Confesión.
El Obispo Olmsted habla de los regalos diferentes que traen las madres y los padres a la familia. Haciendo referencia a Santa Teresa Benedicta de la Cruz, una mártir de Auschwitz, el obispo escribe que las mujeres son naturalmente llamadas a apreciar, vigilar, proteger, nutrir y avanzar el desarrollo de otros. Los padres, al mismo tiempo, traen el regalo de la seguridad y la estabilidad, sirviendo como “protectores, proveedores y líderes”.
Aquellos bendecidos con matrimonios maravillosos son llamados a evangelizar a las familias en sus parroquias y comunidades, subraya el Obispo Olmsted, exhortando a las parejas a buscar cómo pueden participar más en sus parroquias y otros apostolados.
“Extiendan su bienvenida hacia aquellos a su alrededor que necesiten esta acogida. La hospitalidad en la iglesia doméstica es un verdadero frente en la Nueva Evangelización de nuestros contemporáneos,” escribe el obispo. “Ustedes son discípulos de Cristo, precisamente como parejas casadas que viven la verdad de la iglesia doméstica, y están llamados a convertirse en apóstoles de otras familias dentro de su parroquia o en otras áreas clave de la evangelización. Los exhorto a que se involucren más en el apostolado matrimonial y familiar, el cual toma muchas formas”.
Sufrimiento, pecado y sanación
Familias de fe, la Iglesia desea ser su apoyo y guía mientras, en el ir y venir de la vida cotidiana, navegan en la hostilidad del clima posmoderno.
- Las familias viven en un mundo de extrema actividad que pueden dejarlas agotadas y desconectadas y pueden llevar a que sea difícil no solo estar presente físicamente sino también.
- Los Santos Luis y Zélie Martin, los padres de Santa Teresa de Lisieux, son un ejemplo de una pareja casada que conocieron el sufrimiento bien.
Hoy día la herida en las familias es muy evidente, y no hay una sola familia sin sufrimiento, pero esta es el razón que la Iglesia es un lugar de sanación espiritual.
“Familias de fe, la Iglesia desea ser su apoyo y guía mientras, en el ir y venir de la vida cotidiana, navegan en la hostilidad del clima posmoderno”, escribe.
Notablemente, las familias viven en un mundo de extrema actividad que pueden dejarlas agotadas y desconectadas y pueden llevar a que sea difícil no solo estar presente físicamente sino también emocionalmente. Las adicciones a la tecnología también pueden desgajar los lazos de intimidad y amor.
“La soledad engendra soledad. Quedándose en esta soledad, incluso cuando estén juntos en casa los miembros de la familia, pueden volver su atención cada vez más hacia el entretenimiento superficial. Los niños y los padres se quedan en soledad en su propio hogar,” advierte el Obispo Olmsted.
Como un ejemplo para los padres, el obispo resalta a los Santos Luis y Zélie Martin, los padres de cinco mujeres que entraron a la vida religiosa, incluyendo la doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Lisieux. Casados en 1858, conocieron el sufrimiento muy bien, dice, y en 2015 fueron la primera pareja casada en la historia de la Iglesia que ha sido canonizada junta.
“Están en el cielo, pero siempre preocupados por la Iglesia militante aquí abajo”, escribe. Y añade: “Al elevar a este matrimonio a los altares, la Iglesia se los está entregando a ustedes, madres y padres, como testigos del gozo de la esperanza restauradora de la Resurrección, de la gracia que proviene de llevar las cruces más pesadas y de la santidad del matrimonio y de la vida en familia”.
Fortalecimiento de la vida familiar
Aunque la inquietud o el llanto de los pequeños pueda parecer molesto, esto ciertamente no bloquea la recepción de la gracia de Dios. … Presentes en la Misa durante estos primeros años, sus hijos están aprendiendo el ritmo de la relación con El Señor y Su Iglesia.
- Presentes en la Misa durante sus primeros años, los niños están aprendiendo el ritmo de la relación con el Señor y Su Iglesia.
- No es casualidad que Jesús nos haya llamado para que seamos sus testigos en este momento difícil de la historia.
A fin de fortalecer la vida familia y para cumplir su misión, el Obispo Olmsted ofrece seis áreas que los padres deben hacer: santificar el día del Señor, confesión mensual, una comida familiar diaria, priorizar el tiempo juntos como cónyuges; establecer límites digitales claros; y la consagración Mariana del hogar.
“Quiero animarlos especialmente a que lleven a sus hijos pequeños a Misa. Su presencia es deseada y necesaria entre nosotros en la familia de la Iglesia”, escribe en su introducción. “Aunque la inquietud o el llanto de los pequeños pueda parecer molesto, esto ciertamente no bloquea la recepción de la gracia de Dios. … Presentes en la Misa durante estos primeros años, sus hijos están aprendiendo el ritmo de la relación con el Señor y Su Iglesia”.
El obispo alienta a los esposos a que fortalezcan sus relaciones del uno con el otro pasando tiempo aparte, adorando el Santísimo Sacramento como una pareja y asistiendo a un retiro anual. Notando que Nuestra Señora de Guadalupe es la patrona de la diócesis, cada familia debe tener una imagen de ella en el hogar en un lugar de honor, añade, y pide su intercesión por la consagración de la familia a Jesús “por el Inmaculado Corazón de María”.
El Obispo Olmsted concluye ofreciendo el ejemplo del Papa San Juan Pablo II, el “Papa de la Familia”, quien recibió de sus papás el regalo de la fe.
“No es casualidad que Jesús nos haya llamado a ustedes y mí para que seamos sus testigos en este momento difícil de la historia, en medio de la confusión que dejó como secuela la revolución sexual”, expresa.
“Por razones conocidas solo por Cristo, Él los ha elegido, a ustedes a quienes Él mismo unió en matrimonio, en este momento de la historia, para ser un ícono de Su amor por Su Esposa, la Iglesia. Por eso cuando se sacrifican el uno por el otro, cuando se alientan y se perdonan mutuamente, cuando adoran al Señor juntos, cuando dan la bienvenida a los niños y los educan en la práctica de la fe católica, están ayudando a nuestra generación escéptica a creer que un amor libre, total, fiel y fructífero es todavía posible”.