Desde sus humildes comienzos en la parroquia de San Francisco Xavier, la Celebración del Rosario de Arizona se ha convertido en un evento anual que atrae a más de 5,000 personas dedicadas a María.
El 20 de octubre se cumplieron 44 años de que Católicos de todo el estado se reúnen para la Confesión, la bendición y el rezo del Rosario.
Bajo el título “Nuestra Señora de Guadalupe”, y en honor al año del Jubileo que conmemora el 50 aniversario de la Diócesis de Phoenix, los fieles ingresaron al Centro de Convenciones de Phoenix en representación de una multitud de comunidades y organizaciones étnicas.
John y Margaret Mary LaCamera, de la parroquia San Daniel Profeta, en Scottsdale, han participado en la oración pública en honor a la Santísima Madre durante los últimos 19 años.
“Nuestra Señora me atrapó”, dijo Margaret Mary. “Escuché a un orador contar la historia de Nuestra Señora de Guadalupe, y desde ese día ella ha estado cerca de mí”. Y es convincente.
La Santísima Virgen María se le apareció a San Juan Diego en 1531 en el Cerro del Tepeyac, cerca de la Ciudad de México. Ella le dijo que le pidiera al Obispo Juan de Zumárraga, el obispo misionero en México, que construyera un santuario en el lugar donde se apareció.
El obispo le dijo a San Juan Diego que pidiera una señal. Cuando Juan Diego volvió a ver a Nuestra Señora, ella le dijo que fuera a las rocas y recogiera flores, aunque hacía frío y las plantas no tenían flor. “Juanito” obedeció y las recogió colocándolas en su tilma, y regresó con la Virgen que las reorganizó y le dijo que no las mirara ni las tocara nuevamente hasta que las mostrara al obispo. Mientras desplegaba su tilma hacia el obispo, las flores se cayeron. Juan Diego se sorprendió al ver al obispo y a sus asistentes arrodillados ante él, así que miró su tilma y vio una figura de la Virgen María como la había descrito inicialmente al obispo.
Desde que se le apareció por primera vez a San Juan Diego, lo que resultó en la conversión de millones de indígenas a través de las Américas, la devoción a Nuestra Señora de Guadalupe, quien es la Patrona de la diócesis y las Américas, continúa capturando corazones y acercándolos a su hijo Jesús.
“Tepeyac no es solo en la Ciudad de México … Dios pretendía algo mucho más grande”, dijo el orador principal, el P. Robert A. González, vicario parroquial de la Parroquia San Juan Evangelista, en Tucson. “Todos tenemos una tilma, cada uno … porque la Virgen María está viva en sus corazones”.
El P. González dio una idea de algunos de los muchos símbolos asociados con la imagen en la tilma de Juan Diego, y también se tomó un momento para reconocer el deleite de Nuestra Señora en la fundación de la diócesis. El entonces Obispo Edward A. McCarthy dedico la diócesis a su patronato el día de su fiesta, el 12 de diciembre de 1971, dos años después que la diócesis fue establecida.
“Donde la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe se encuentra en esta colina … ella quería una casita aquí en la diócesis y ha tocado el suelo del Tepeyac aquí”, expresó. “Vemos cómo la bendición llega a través de nuestro Señor Jesucristo”.
John García, director de relaciones públicas del Consejo de Estado de Arizona de los Caballeros de Colón, que patrocinó el evento, dijo que es importante “catequizar para que la gente entienda de qué se trata”.
“El año que viene vamos a tenerla bajo el título “María, la que Desata los Nudos”, anunció. “Bajo todos sus diferentes títulos, su mensaje es siempre el mismo: conversión, amor y perdón”.
La fuerte devoción a la Madre de Jesús impulsó a la diócesis a celebrar un evento que no solo inspiró a la Diócesis de Tucson a comenzar su propia celebración, sino que atrajo la atención nacional.
García dijo que la gente viene por un “sentido de comunidad, comunión y gracia”.
“Te eleva y afirma que estás en el camino correcto”, enfatizó.
Los fieles recibieron de pie al Obispo Thomas J. Olmsted quien, junto con el Obispo Auxiliar Eduardo A. Nevares, saludó a la multitud con gran entusiasmo.
El Obispo Olmsted dirigió su palabras al “gran momento en que nuestra diócesis celebra 50 años”. Aunque reconoció que “hay diócesis más antiguas, como Roma, pero son nuestros 50 años”, dijo.
En medio del espíritu, la belleza y la reverencia de la tarde no se perdió el invitado del Obispo Olmsted, el Obispo John S. Pazak, CSsR, de la Eparquía Bizantina de Santa María del Patrocinio en Phoenix.
“Es un privilegio ser invitado en el 50 aniversario de su diócesis”, dijo el Obispo Pazak. “Ver las pancartas e íconos es una alegría y una verdadera devoción”. La imagen de María apareciendo a San Juan Diego tiene mucho en común con la tradición de un icono venido a los humildes, y su fiesta esta celebrado en el calendario bizantino en los Estados Unidos, también.
El evento resultó ser una oportunidad edificante y espiritual para muchas familias, para transmitir la antorcha de la fe y la tradición a sus hijos.
Marge Chávez, de la Iglesia San Juan Diego, en Chandler, que está canónicamente bajo la Parroquia de Santa María, dijo que tiene una fuerte devoción a Nuestra Señora por el ejemplo de su abuela, que se apoyó en ella mientras criaba a su propia familia.
“Hubo muchas veces a lo largo de los años que entregué a mi familia a María”, manifestó Chávez. “Ella siempre me ayuda”.