por Padre Stephan Bauer, Padres y Hermanos Crosier
Consejero de Duelo
Catholic Cemeteries and Funeral Homes
Para aquellos que han perdido recientemente un ser querido, en esta época del año parece no haber ningún lugar para esconderse del dolor. Aunque podemos ocuparnos en varias actividades de la época festiva, en algún momento u otro, nos encontraremos cara a cara con recuerdos que hacen que nuestra pérdida se sienta fresca de nuevo.
“Lo más importante para recordar es que Dios comparte su dolor… Como Católicos esperamos el día en que nos reunamos en el Reino de los Cielos.”
Hace unos meses, asumí el ministerio de apoyo emocional para personas en duelo de Catholic Cemeteries and Funeral Homes del Padre Bob Rossi, quien ha servido a nuestra comunidad fielmente por muchos años. Recientemente visité a alguien quien estaba relatando sus recuerdos felices de Navidad con su familia. Ella me dijo que no sabía qué hacer este año porque su ser querido ya no estaba aquí para compartir esas tradiciones, y ella no podría arreglárselas sola.
Gran parte de mi ministerio está en escuchar a las personas y compartir con ellos el dolor que sienten, después de una pérdida. Los animo a contar sus historias y no tener miedo a recordar. Es doloroso para ellos, pero está bien que lo sea. Sentir la aguda tristeza después de una pérdida es parte de lo que nos hace humanos y sentir la compañía de Dios cuando sufrimos.
A menudo buscan orientación y desean una sugerencia de mi parte sobre cómo deben manejar los días festivos y a los miembros de la familia que con sus mejores y más profundas intenciones, los alientan a participar en cosas para las que no tienen la fuerza para hacer este año. Les recuerdo que lo importante es ser honesto consigo mismos. No deberían sentir la necesidad de fingir que todo está bien, con ellos mismos ni con quienes les rodean.
El duelo requiere tiempo, pero eso no significa que deba dejar de celebrar. Después de todo, la felicidad es una parte tan natural de la vida como lo es la tristeza y no hay una forma correcta de observar las festividades después de una pérdida. Ya sea que quiera rodearse de nuevas tradiciones y eventos sociales o prefiera conmemorar la ocasión tranquilamente por su cuenta, escuche a su corazón y celebre como mejor considere.
Lo más importante para recordar es que Dios comparte su dolor. Aunque pueda sentirse solo o sola, dentro lo que se supone que es una época de alegría, recuerde que Dios está a su lado en todo. Para su ser querido fallecido, la vida no ha terminado. Solo ha cambiado. Como Católicos esperamos el día en que nos reunamos en el Reino de los Cielos.
Que encuentren consuelo en la oración y sus recuerdos en esta temporada festiva. Dios les bendiga.